viernes, 21 de octubre de 2016

Santidad también

El ser perfectos como manda Jesús, es que luego de:
Arrepentirse de pecados y creer en Jesús, Dios Hijo, Dios en carne y hueso que siendo santo y sin pecado, murió en lugar del pecador, recibiendo la muerte que uno como pecador merecía recibir y de que luego que los pecados de uno sean expiados (limpiados) por el derramamiento de su sangre santa.
Uno viva una nueva vida obedeciendo las leyes morales de Dios.
El ser perfecto al que se refiere Jesús, no se refiere a que una vez que creas en El, tengas:
Perfecta salud
Perfectas finanzas
Perfecta familia y relaciones perfectas.
No significa que luego de creer en Jesús, solamente te pasarán cosas buenas en compañía de gente buena contigo.
El ser perfecto al que Jesús se refería no es que una vez que creas en El, tendrás una vida perfecta en el plano material, ni de que tendrás tu mejor vida ahora.
En Mateo 5 : 48 Jesús nos manda ser perfectos, lo cual se explica en los dos mandamientos más grandes que Jesús enseñó.
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y toda tu mente.
Y el segundo…amarás a tu prójimo como a ti mismo”  Mateo 22 : 36 – 37.
Jesús le dijo a un joven rico como practicar esa perfección a la que se refería en Mateo 5 : 48.
En Mateo 5 : 19 – 23, un joven rico le dice a Jesús que guarda los mandamientos, no mata, no adultera, no dice mentiras, honra a su padre y su madre, ¿pero qué  más? Pregunta el joven.
“Jesús le dijo:  Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, ven y sígueme”   Además nótese que Jesús le dijo que lo siguiera a El y no a una religión.
Pero el joven, prefirió irse, tenía muchas posesiones y eso fue más importante para él que ser perfecto en amar a Dios y su prójimo, seguramente tenía temor de perder su riqueza y no recuperarlas en esta vida, aquí en la tierra, aunque Jesús le prometió que si hacía lo que El dijo, tendría tesoro en el cielo.   El joven rico, prefirió vivir su mejor vida ahora en la tierra, que tener su mejor vida en el cielo.
Su temor a la pérdida de riqueza fue mayor que su amor a Dios y al prójimo.
El mandamiento de Jesús no es nuevo, ya vemos desde el Antiguo Testamento, cuando Dios le dice a Abraham, “anda delante de mí y sé perfecto”  Génesis 17 . 1, lo cual nos muestra el carácter de Dios y como quiere que seamos, y como veremos a lo largo de la Biblia y de algunos pasajes en particular que este ser perfecto, tiene que ver con andar en santidad lo cual en términos prácticos es obedecer a Dios y su ley moral, pero veremos que hay algo más que eso.
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor, echa fuera el temor…. El que teme no ha sido perfeccionado en el amor”   1a Juan 4 : 18.
En otros textos del Nuevo Testamento, somos llamados a la perfección de la que habló Jesús.
“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo!”  Efesios 4 : 13.
“Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”  Santiago 1 : 4.
“Por tanto dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios”
Hebreos 6 : 1
“Así que todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios”  Filipenses 3 : 15
En el texto anterior, el apóstol Pablo da a entender que él junto con un grupo, están en esa posición de perfección (en amor a Dios y al prójimo).
En Hebreos 12 : 23 vemos una escena celestial, en la cual aparecen los espíritus de los justos ó santos de Dios, ya hechos perfectos.
“A la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos”  Hebreos 12 : 23.
Si Jesús nos mandó en Mateo 5 : 48 a ser perfectos, en el sentido explicado anteriormente, es porque:
Nos manda algo que es posible que hagamos.
Es algo que es nuestra responsabilidad.
Pero Jesús nos mandó ser perfectos en esta vida, Su mandato en Mateo 5 : 48 es para llevarse a cabo en esta vida, no para dejarlo solo para la vida en el cielo.
Sería contrario al mandato de Jesús, pensar que en esta vida, no debemos ni podemos ser perfectos (en el amor a Dios y al prójimo) y que por algún milagro será al morir que podremos ser perfectos.
Aún y cuando la muerte física vino como un mal sobre la raza humana, debido al pecado original de Adán, esa muerte física no tendría el poder milagroso de hacerlo a uno perfecto.
Sería atribuirle un milagro divino y de transformación a la muerte física, la cual vino como castigo a la raza humana, por el pecado original.
Atribuirle poder al postrer enemigo, es decir a la muerte, el poder de dar la perfección y completa santidad ó entera santificación, a un creyente en Jesús, suena difícil de creer, suena ilógico.
¿Acaso la muerte física tiene un poder de dar perfección y completa santidad ó entera santificación, acaso el Espíritu Santo no tiene ese poder y entonces la muerte tiene que entrar en acción, ante la impotencia de Dios y su Espíritu Santo en santificar a un creyente en Jesús?
“Y el postrer enemigo que será destruido, es la muerte”  1a Corintios 15 : 26.
La muerte física hará que el espíritu, se desprenda del cuerpo físico corruptible, y la verdadera esencia del ser humano su espíritu quede libre del cuerpo físico, pero la naturaleza pecadora del ser humano está en su verdadera esencia en el espíritu, no en el cuerpo físico, por lo tanto, esa naturaleza pecadora en la esencia del ser humano, en su espíritu, debe ser quitada.
Entonces para entrar al cielo, el creyente en Jesús ya debe ser perfecto (en el amor a Dios y al prójimo) y estar  completamente santificado.
De hecho sin santidad nadie verá al Señor como dice en Hebreos 12 : 24.
De hecho nadie con mancha, puede entrar al cielo, nadie que no sea ya perfecto puede entrar al cielo.
“No entrará en ella, cosa inmunda, o que hace abominación y mentira…” Apocalipsis 21 : 27.
Como la Biblia enseña que después de la muerte física solo se puede ir al cielo ó  al infierno, (sólo hay 2 opciones), entonces la perfección y completa santificación debe ser alcanzada en esta vida para poder entrar al cielo y ver a Dios.
Recordemos entonces que para poder entrar al cielo y ver a Dios es necesario:
1 Arrepentirse de pecado, dejar de pecar. El Señor Jesús cuando empezó su ministerio en la tierra, llamaba a los pecadores a arrepentirse de sus pecados.
“Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir:  Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”
Mateo 4 : 17
El pecador que no reconoce haber pecado contra Dios y que por lo tanto se merece el juicio y castigo de Dios, no puede ver su necesidad de salvación, y por lo tanto no puede ver la necesidad de creer en Jesús el único salvador, y si no puede ver que como pecador merece el justo juicio y castigo de Dios, y que Dios ofrece la salvación por medio de creer en Jesús, no podrá valorar y apreciar el amor y misericordia de Dios.
2 Creer en Jesús, Dios Hijo el que murió en lugar del pecador, recibiendo el castigo que el pecador merecía.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”  Juan 3 : 16.
3 Nacer de nuevo, nacer a la vida espiritual, ser hecho una nueva criatura, esto sólo lo puede obrar el Espíritu Santo.
“Respondiendo Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” Juan 3 : 3
4 Y estar en santidad (al 100%) al momento de la muerte física.
“Seguid la paz con todos, y la santidad sin la cual nadie verá al Señor”  Hebreos 12 : 14

Solo el estar en santidad al 100%, nos permitirá ver a Dios, y entrar al cielo.
Un creyente en Jesús, nacido de nuevo, que aún está en algún pecado, y está al 95% ó 75% de santidad, no puede morir y ver a Dios, la santidad debe ser al 100%. Para entrar al cielo no hay una fila que diga santidad menor al 100% entre por aquí.
No puede uno entrar al cielo con 90% de santidad, 5% de lujuria y 5% de falta de perdón al prójimo.
Dios es Santo, 100% Santo y no tolera el pecado.
Entonces se requiere santidad al 100% para ver a Dios y entrar al cielo, y esto implica:
Arrepentimiento completo de pecado, no más pecado, no tener pecado escondido, no tener pecado no admitido, no tener pecado no confesado, no estar en práctica de pecado.
Y andar en santidad obedeciendo los mandamientos morales de Dios.
Jesús enseñó que solo los que se mantienen obedeciendo a Dios, podrán entrar al cielo.
“No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”    Mateo 7 . 21
Se requiere santidad y ser perfecto, sin mancha, para entrar al cielo, entonces, un creyente con espíritu con naturaleza pecadora, no puede entrar al cielo.
No veo como pueda ser posible que alguien con pecado, ni siquiera con su espíritu con la naturaleza pecadora original pueda entrar al cielo y ver a Dios. No puedo ver como sea posible que un creyente en Jesús aún y nacido de nuevo, con 99% de santidad y 1% de pecado pueda entrar al cielo y ver a Dios.
Si tú crees que eso es posible, necesitas  estudiar los atributos de Dios, para tener presente que:
Dios es omnisciente, y no ignora el pecado de nadie.
Dios es santo y no puede tolerar el pecado, ni siquiera un poquito de pecado.
Dios es justo y no puede dejar al que tiene  pecado (aunque sea un poquito)  sin castigo.
Entonces, tenemos un elemento adicional como requisito para ver a Dios y entrar al cielo.
Repasando, se requiere:
1 Arrepentirse de pecado.  Si alguien no admite su pecado, no se puede arrepentir y si no hay arrepentimiento, no se deja el pecado, y se debe dejar el mal camino de pecado, si un pecador no admite que está en pecado contra Dios, y no reconoce que es merecedor de su juicio y castigo, entonces ese pecador no puede sentir ni ver ninguna necesidad de salvación.
2 Creer en Jesús, porque su sangre nos expía (limpia) de pecado y por nuestra fe en Jesús, somos justificados (declarados no culpables).
3 Nacer de nuevo, nacer a la vida espiritual, ser regenerado.
4 Estar al 100% de santidad al momento de la muerte física.
5 Estar en completa y entera santificación (espíritu perfecto sin mancha de naturaleza pecadora) al momento de la muerte, por lo menos al momento justo previo a la muerte física, pero puede ser mucho antes.
Jesús nos mandó ser perfectos en esta vida, lo más seguro es que nuestro cuerpo físico no estará perfecto al morir, pero nuestro espíritu si debe ser perfecto en santidad y completa santificación antes de morir, nuestro espíritu debe estar en completa santificación ó entera santificación antes de morir físicamente, para poder ver a Dios y entrar al cielo.
De los puntos anteriormente señalados, algunos los debemos hacer nosotros como arrepentirnos y creer, eso solo lo podemos hacer nosotros, Dios no lo puede hacer por nosotros ni nos obliga a hacerlo. Ningún ser humano le podrá reprochar a Dios, es que no me regalaste fe para creer en Jesús y por eso no creí en El, porque la fe para creer en Jesús no es ningún regalo de Dios, el regalo de Dios es la salvación y cada ser humano tiene en si mismo la posibilidad de poder poner su fe en Jesús, o no ponerla ó ponerla en un santo, un buda, una virgen, etc.
Pero el nacer de nuevo, eso solamente lo puede hacer el Espíritu Santo de Dios.
En cuanto a andar en santidad, nos corresponde a nosotros el obedecer a Dios y sus mandamientos, su ley moral (Mateo 7 : 21).
“Si me amáis guardad mis mandamientos”  Juan 14 : 15
Es nuestra responsabilidad el hacer la voluntad de Dios y andar en santidad.
Nosotros nos consagramos a Dios, nos corresponde a nosotros crucificar nuestra carne, morir al pecado, presentar nuestros cuerpos como un sacrificio vivo al Señor.
Y Dios nos santifica, El obra en nosotros la completa santificación.
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo, y todo vuestro ser espíritu y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”  1ª Tesalonincenses 5 : 23.
Dios es quien nos santifica completamente con el propósito de preservar nuestro espíritu irreprensible de pecado (de tener el espíritu perfecto y sin mancha de pecado), al regreso de Jesús, ó al momento del rapto de la iglesia, ó al momento de la muerte física.
Para entonces poder entrar al cielo, como espíritus de hombres justos hechos perfectos como dice Hebreos 12 : 23.
“Santifícalos en tu verdad…para que también ellos sean santificados en la verdad”
Juan 17 : 17 – 19.
“…ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo”   Romanos 15 : 16.
“… así como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a si mismo por ella, para santificarla..”
Efesios 5 . 26.
“… a los llamados santificados en Dios Padre”  Judas 1

Nosotros haremos nuestra parte en ir hacia la perfección (Hebreos 6 :1):
Muriendo al pecado.
“Limpiémonos de toda contaminación de carne y espíritu perfeccionando la santidad en el temor de Dios”  2ª Corintios 7 : 1.
“Os ruego que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo”  Romanos 12 : 11.
Y Dios hará su parte en santificarnos.
“Santificaos pues y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios. Y guardad mis estatutos y ponedlos por obra. Yo Jehová que os santifico”  Levítico 20 : 7 – 8.
Cuando reconocemos y admitimos que hemos pecado contra Dios, admitimos que somos pecadores que merecemos el juicio y castigo de Dios, y nos arrepentimos de nuestro pecado, creyendo en Jesús es el principio de un camino que debemos recorrer en santidad, obedeciendo a Dios.
Cuando el Espíritu Santo nos hace nacer de nuevo, si obedecemos a Dios, andando en santidad, y creemos que El nos puede dar completa santificación, vamos en camino al cielo para poder ver a Dios.
Nada de lo que podamos hacer puede ser considerado una obra que nos pueda comprar la salvación, la salvación es de Dios, por su gracia y la pone a nuestro alcance mediante nuestra fe en Jesús. El ser humano no puede hacer absolutamente nada para borrar o expiar su pecado, solo la sangre que derramó Jesús, es capaz de expiar ó limpiar el pecado del ser humano, solo hay 2 opciones, el pecador sufre el juicio y castigo de Dios que merece por su pecado ó pone su fe en Jesús como el Dios encarnado que sufrió el castigo en sustitución del pecador.
Dios te regala la salvación pero es tu responsabilidad cuidar tu salvación, si ya has recibido de Dios el regalo de la salvación cuida tu salvación, andando en santidad y si llegas a pecar, se rápido para arrepentirte, dejar el pecado, confesarlo a Dios y levantarte, pero si luchas aún con pecado y has hecho tu parte en consagrarte a Dios, en mortificar tu carne, pide a Dios que obre en ti la completa santificación.
La completa ó entera santificación no significa que uno quede imposibilitado para pecar.
Porque seguimos viviendo en un mundo caído y Satanás aun puede tentar y uno está en un cuerpo físico corruptible.
Pero si aún después de que Dios le da a uno la entera santificación, uno peca es por decisión de uno, no me pueden forzar a pecar.
En tal caso, uno debe ser pronto para arrepentirse y confesarle a Dios su pecado.
Porque sin santidad al 100% nadie verá al Señor.
Aún si:
En el pasado te arrepentiste de pecado.
Crees en el Señor Jesús.
Has nacido de nuevo, has sido hecho nueva criatura regenerada, por la obra del Espíritu Santo.
Te has consagrado a Dios.
Has sido completamente santificado, por la obra de Dios en ti.
Y llegas a pecar por tu decisión, y mueres en pecado, mueres mientras pecas, ó mueres con pecado no admitido, no arrepentido, no confesado, entonces NO mueres en santidad al 100% y no puedes ver a Dios, ni entrar al cielo.
La sangre de Jesús, no puede expiar el pecado que no admites, el pecado que quieres esconder, el pecado del cual no te arrepientes y no abandonas, y el pecado que no confiesas a Dios.
Invitación.
Eres un creyente en Jesús, que ya has nacido de nuevo, porque el Espíritu Santo te hizo una nueva criatura, te dio vida espiritual, aún llegas a luchar contra el pecado, caes en pecado y te levantas, conságrate a Dios, haz morir tu carne y pide a Dios obre en ti una entera santificación.
Reflexión.
A lo largo de la Biblia, de principio a fin, se puede apreciar que lo primero que Dios quiere del ser humano es la santidad.
Algunos predicadores señalan equivocadamente que lo primero que Dios quiere para el ser humano, es que el ser humano sea feliz.
Dios quiere que el que cree en Jesús y ha nacido de nuevo, le obedezca y ande en santidad.
“Sed santos porque yo soy Santo”  Levítico 20 : 7
Dios nos hizo a su imagen y semejanza, y Dios es Santo, y quiere que seamos santos como El, a su imagen y semejanza en santidad también.

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