domingo, 10 de diciembre de 2017

Dios cuida la familia

Mi Viña me hace cantar
Las familias de hoy día sufren muchísimo y es necesario que luchemos por levantarlas. Yo doy gracias por mi familia, ellos son la vid, la viña de la que habla el Evangelio.
Isaías 27:2-3 promete: En aquel día cantad acerca de la viña del vino rojo. Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe.
Este texto dice cosas fascinantes sobre el vino y la uva roja, que es la más completa y tiene más sustancia. Dios compara la viña con el pueblo de Israel y la iglesia, compuesta de pequeñas viñas.
1ra. Corintios 12:27 dice: Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
El Señor está interesado en tu familia, tu viña. Es tiempo de prestarle atención y dedicarnos a ella. En la Biblia dice que la sunamita tuvo que cuidar la viña de los hijos de su madre y descuidó la suya. No permitas que te suceda lo mismo. La viña bien cuidada se queda más tiempo en la enredadera y produce vino rojo de la uva con más sustancia, esencia, carácter y fuerza. Hay tres cosas sobre nuestra viña que nos hacen cantar.
Dios guardó mi viña
La primera razón para cantar por nuestra viña es la convicción de que el Señor nos ha guardado para producirla y cuidarla. Nadie protege a tu familia como nuestro Padre. Yo comencé mi viña solo pero luego se unió Norma a mi esfuerzo y formamos la viña Ortíz Cabazos y nos multiplicamos sobre una viña que no servía. Mi madre tuvo siete hijos, producto de la relación con diferentes varones, así que era la viña de la confusión: los Reyes, Ortíz, Olivo, Fernández y Mecho.
A pesar de tener muchos nombres, no tenía sustancia, era una viña silvestre de la que nadie podía beber porque producía jugo amargo, hasta que tuvimos la experiencia con aquél que es dueño de la viña y que me dijo: “soy el dueño de esta viña, tú eres el administrador y si me obedeces te ayudaré”. Nosotros solamente somos administradores de nuestra casa porque el dador de la viña es el Señor.
Luego de casarme con Norma, esa chica que creyó en mí a pesar de las circunstancias, iniciamos nuestra viña hace 35 años y pusimos a Cristo como centro para que nos diera sustancia. La viña maldecida de la que venía, recibió la presencia de Dios, cambió y ahora produce uvas diferentes. Todos debemos tener una viña que produzca vino rojo, con carácter y esencia.
El escritor de la Biblia dice que cantará porque Dios guardó su viña. Yo canto porque sé que Dios guardó mi casa y hace lo mismo contigo. Él habla del pasado, el presente y el futuro, Su amor es la única garantía que no cambia a pesar del tiempo y siempre cumple lo que promete. Por eso, nos ha dado una gran responsabilidad al hacernos productores en su viña. Nosotros debemos tomar la semilla, plantarla y hacer que produzca buenas uvas. Recuerda que la semilla es importante, no te la comas porque en tu estómago no sirve de nada. Para que se reproduzca debes sembrarla en buena tierra.
Dios nos ha guardado desde siempre. Mi familia era muy pobre, pero todo ha cambiado y ahora soy dueño de mi casa y de cosas que nunca imaginé. Dios nos cuida y nos añade a la sustancia porque la vida está en la uva conectada a Él que es la vid. Seremos uva roja de carácter mientras estemos junto al Señor.
Todo pámpano conectado a la vid produce buen fruto que permanece. El enemigo quiere destruir tu viña y lo hará tratando de acabar con tu cosecha. Si destruye tus uvas no hay vino, gozo ni cosecha. La escritura dice que tienes razones para cantar. Deja de quejarte, antes no tenías nada pero ahora puedes cantar, ya que tienes vino rojo gracias a Su misericordia y cuidado. Por causa de esa sustancia que te ha dado, eres fiel a tu esposa e hijos, estás en la iglesia y pagas tus cuentas. Todo tiene que ver con carácter y esencia. Yo tengo razones para cantar de alegría. Antes cantaba música de muerte, dolor, miseria, tristeza, adulterio, miedo y traición, pero Dios viene a nuestra viña inservible y le da carácter para que cantemos una melodía diferente que viene del alma. Tu viña debe hacerte cantar. Deja de envidiar la de otros y trabaja por mejorar la tuya.
Necesitamos tres cosas para disfrutar de nuestra viña: ciencia, sabiduría y gozo. Dios te provee de las tres si eres capaz de agradarlo. Cuando nos acercamos a Su palabra, adquirimos conocimiento, luego, buscamos sabiduría para aplicarlo y hacer que nos produzca gozo. Así trabaja la bendición del Señor.
Dios riega nuestra viña
La segunda razón para cantar por nuestra viña es la promesa de que Él la riega para que la semilla que sembramos produzca frutos con sustancia. Hace tiempo fui a un viñedo en la ciudad de Barcelona, España y nos llevaron al lugar más especial de la bodega. Era donde tenían las cosas de la tatarabuela que había iniciado el negocio familiar y la honraban por el carácter que había impregnado a su viña.
Siembra para que Dios riegue tu viña y prosperes. Esfuérzate por hacer crecer tu plantación. En las fincas incluso le hablan a los racimos de uvas, alentándolos a crecer y producir vino rojo que es el mejor.
Dios desea regar todo lo que es tuyo. Antes no sabía muchas cosas, pero he aprendido y ahora tengo gozo con mi familia próspera que ha librado grandes batallas. Siempre valoramos más lo que nos ha costado. Si un ramo de la viña sufre, toda la viña padece con ella, por eso, en la familia debemos ayudarnos y socorrernos porque todos deben tener el mismo éxito que no viene de la nada. Siempre hay plagas, mal clima e inconvenientes que la ponen en riesgo, pero Dios promete cuidarla si haces tu parte y produces las uvas. La vid está escondida en esa semilla que te ha dado y que te ayudará a cuidar.
Salomón en Cantares 2:15 dice: Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; porque nuestras viñas están en cierne.
Si las uvas están machucadas por las zorras, no te dejes vencer, el mismo estiércol de los animales de rapiña produce abono que hará crecer aún más tu cosecha. Cuando la cosecha ha sido escasa, el precio sube porque hay poco para vender. Toda adversidad puede ser una oportunidad. Si tienes uvas machucadas, recógelas y sácales las semillas para volver a sembrarlas y cosechar mucho más que antes. La ayuda de Dios es eminente pero la responsabilidad es nuestra. Tu familia es tu responsabilidad. Yo no quiero que mis hijos crezcan en una viña como la mía y no será así porque nuestro Señor es el Dios de la segunda oportunidad y siendo un ignorante sobre Su viña, me reclutó como sembrador. Ahora tenemos gozo y cada uno produce de su propia viña. Tu origen no determina dónde acabarás. La Palabra dice que “salió de la cárcel para reinar”. Siempre hay otra oportunidad para una mejor viña con sustancia, fuerza y color para que al verla, todos digan “quiero de lo que tienes”, esa presencia de Dios que es vid verdadera. Nosotros somos los pámpanos y produciremos el fruto que sembremos.
Dios guardará tu viña
Esta promesa es la tercera razón para cantar por nuestra viña. Él dice que la guardará de noche y de día para que nadie la dañe. Si te das cuenta, la guardó en el pasado, la rocía en el presente y promete guardarla en el futuro, esa es una garantía de gozo porque no hay mejor lugar que ante Su presencia, donde todo crece y sentimos una paz inmensa.
Es fascinante pensar que ha confiado en nosotros aunque no sabemos nada sobre viñas. Creyó en nosotros y nos confió sus terrenos. Él no se duerme, no se cansa y te acompaña donde vayas, esa es Su promesa que inspira fe y esperanza. No hay nada como la palabra que sale de la Biblia que es Su boca. Nuestro Señor sabe cómo tratar con cada uno aunque a veces no nos gustan sus respuestas porque queremos que nos diga “sí”, cuando la respuesta es “no”. Confía en Él, no importa lo que digan las noticias y el periódico, la situación o el pasado no son tu guía, no estás solo, Dios guarda tu futuro y que cuidará.
Dios me libertó de mis vicios, comencé a leer la Escritura y me dijo: “Negrito, estoy contigo, traes gozo a mi corazón, te abriré puertas, te veo viajando por todo el mundo”, ¡aunque no tenía ni bicicleta! Los años han pasado y tengo uvas rojas, una hermosa familia, tres hijos que se están levantando y un nieto que a su corta edad habla en lenguas con las manos en alto.
El mejor vino hay que producirlo en casa y sentir ese orgullo santo por el producto de nuestro esfuerzo. Cuando predico, mi esposa me ve con admiración y toma nota de mis mensajes, seguro para luego recordármelos cuando no soy ejemplo de lo que he dicho. Lo que es de la casa, lo propio debe inspirar orgullo y admiración porque se ha pagado el precio por ello. No puedo defraudar a mi mujer porque ella me ha hecho un hombre, confió en mí y juntos plantamos una viña fuerte y hermosa.
Estamos bajo la protección del Señor que nunca se cansa y envía a Sus ángeles, ministros en fuego, para cuidarnos. Ese es Su propósito, por el que escuchamos una melodía que nos endulza el oído y nos inspira gratitud. Tu familia es parte de ti, vive bien para Dios y para ellos. Donde hay vino rojo, hay esencia, carácter y respeto. No temas porque si ya sembraste, el tiempo de la cosecha no tardará y podrás celebrar. Cree que Dios cuida de ti y de tu familia, pídele que te ayude a cantar en nombre de tu viña y dale gracias porque la hará producir vino rojo con esencia y carácter.

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